Todos los caminos conducen a Ronda

Pues sí, hoy vengo a quitar un poco el polvo de este blog, que al entrar esta tarde en edición de posts me ha salido una arañita que he acabado matando... y si la arañita era por Halloween, pues... lo siento por ella.

Como ya tocaba, hoy vamos a empezar a relatar el fantástico viaje que hicimos Mari y yo en Septiembre, destino final, Menorca.

El día empezó (bueno, quien dice día dice a las 5 y pico a.m.) levantándome tan temprano que aun ni había dejado mi marca en la cama. Me acosté a eso de las 0:00, cuando acabé de ver el primer capítulo de Muchachada Nui, por fin los gambiteros se pasan a un canal público. A las 6:15 habíamos quedado Mari y yo para esperar a mi prima que nos llevaría al Prat, vaya madrugón Gemma, gracias por todo guapísima.

Cuando ya habíamos facturado maletas y estábamos esperando a embarcar me quedé mirando a una chica que me sonaba de algo, no sé de qué, hasta que caí y le dije a mari que era de mi trabajo, del comedor. Hace una semana la vi y se lo pregunté, y me dijo que sí, que había viajado a Menorca, jeje.

Del viaje poco puedo contar, muchas nubes, mucho agua, mucho cielo... :P Al llegar fuimos a la ventanilla de Hertz a buscar las llaves del coche. Nosotros nos esperábamos un Peugeot 207 o similar, y nos dieron el similar, un Mitsubishi Colt, fijáos en la matrícula, que es FPT, que no Fundació Parc Taulí, mi trabajo actual, jejeje.

Una vez cogido el volante y dedicando todo mi esfuerzo en: 1-No dormirme, 2-Recordar cómo conducir, salimos hacia la urbanización Los Delfines, cerquita de Ciudadela, a unos 15 minutos caminando según un camarero, a unos 45 minutos según nosotros.

Una vez llegados a la urbanización y habernos perdido un ratillo, llegamos por fin a nuestro hotel, el majestuoso Almirante Farragut, que recortaba su silueta por toda la costa. Una vez llegado y relajado, ya que conducir me había dejado en tensión, nos dirigimos a coger las llaves y subir y ver nuestra habitación. Habíamos pedido una doble, y de regalo, nos dieron además de la cama de matrimonio una supletoria... a lo mejor se pensaban que Mari me haría dormir en ella ;) Hicimos unas cuantas fotillos de la habitación y de las vistas para que quedara constancia de lo bonita que era. Una vez visto todo nos pusimos el bañador y bajamos a ver la piscina, para probarla. Una impresionante piscina de agua salina y unos juegos para conseguir un cóctel gratis nos hicieron quedarnos un ratillo y disfrutar de ella.

Cuando el hambre apretaba, nos secamos y nos fuimos a comer. Comimos allí al lado en un restaurante bastante cuco, donde hacían comida de todos los países. El camarero nos recomendó caminar hasta Ciudadela, que según él, como he dicho antes, estaba a 15 minutos caminando. Así que nos dirigimos para allá, pasando por visitar Cala'n Forcat (la de nuestro hotel) y Cala'n Blanes. El camino fue bastante largo, árduo y cansado, ya que, listo de mí, en vez de coger las bambas me cogí las zapatillas de piscina y me acabé haciéndome unas buenas rozaduras en sendos pies.

Al llegar a Ciudadela me sorprendió encontrarme el siguiente cartel, que nos fue acompañando en toda la ruta de nuestro viaje por la isla, todos los caminos conducían a Ronda, ¿qué pensaría Íker Jiménez de ello?

Visitamos un poco Ciudadela, y buscamos la tienda de Patricia, para buscar unas sandalias para mi madre y algunos zapatos para mí, para no seguir sufriendo por los cortes de las chanclas de piscina :'( Como no había nada que me acabara de gustar, ni para mi madre ni para mí, pues nos fuimos con lo puesto, buscando una manera más cómoda de volver al hotel. Así que preguntamos a un buen hombre que casi hasta se viene con nosotros y encima nos cuenta toda la historia de Ciudadela, jeje. Llegamos según sus indicaciones a la parada de autobuses que nos llevó al hotel, nos dejó justico en la puerta.

Así que llegamos y nos fuimos derechos a la habitación a ducharnos y vestirnos para la cena. Dios mío, aquello sí que era un buffet libre, madre mía, qué pechá de comer, de beber no porque lo cobraban, pero de comer, comer y comer, buffff. Una vez lleno el estómago acabamos bajando a la sala de actos para ver un poco el espectáculo y los juegos que allí hacían todas las noches. Vimos un juego de cambiarse el sombrero mientras sonaba la música, que al parar determinaba quién estaba expulsado. De premio, champagne, sí, aquí todos los juegos acababan regalando algo de alcohol al ganador... ¿sería para que el ganador no ganara nada más?

Después de un día tan largo, tocó recogerse e irse para la cama. Tantas cosas vividas en un día, junto a buena compañía, tenían que tocar a su fin, aunque yo hubiera querido que este día durara toda la vida. ¡Hasta el próximo día amigüitos!

El listening de hoy va dedicado al comentarista buiggowdots del post anterior:

Listening: I'm not okay (I promise) - My Chemical Romance
http://www.mychemicalromance.com/